Las 5 claves para elegir un espacio flexible según First Workplaces
20 enero, 2020
Un espacio flexible es mucho más que un lugar de trabajo. Por esta razón su crecimiento en las grandes ciudades ha sido muy significativo desde su aparición en 2005, cuando Brad Neuberg inauguró en San Francisco la primera. Si reducimos la interpretación de aquello que entendemos por un espacio flexible a un lugar de trabajo, se quedaría en una mesa y una silla en una sala que compartes con otros trabajadores. Y esta percepción está muy lejos de la realidad.
¿Qué es un espacio flexible?
En First Workplaces creemos que los espacios flexibles son centros de trabajo que han sido concebidos para adaptarse al máximo a las necesidades de las empresas. Cuanto más se adecúen las oficinas a sus inquilinos, éstos podrán desarrollar su trabajo con mayor libertad y, en consecuencia, con mayor excelencia. Para cumplir con este objetivo la flexibilidad es esencial.
Sabemos que un centro de oficinas flexibles tiene zonas comunes, cafetería, salas de reuniones… sin embargo, para que un coworking pueda dar respuesta a todas las exigencias que sus ocupantes solicitan necesita muchos más elementos. Da igual el tamaño de la compañía, cuando un empresario quiere que los resultados de su trabajo sean óptimos, conocer los servicios que puede proporcionar un espacio flexible marcará la diferencia entre trabajar con eficiencia o todo lo contrario.
Hemos elaborado las cinco claves que los empresarios deben tener en cuenta para elegir un espacio de trabajo flexible:
Localización: es preferible si la oficina es accesible para los trabajadores, los clientes y los proveedores y para ello hay que tener en cuenta aspectos como la cercanía al transporte público o el tráfico que se genera en los alrededores.
Por otra parte, la globalización ha hecho que las movilizaciones espontáneas o por un breve espacio de tiempo, sean cada vez más comunes entre empresarios. Encontrar un espacio que permita ser rápido en las gestiones relacionadas con el transporte, es fundamental.
Servicios: mensajería, reprografía, mantenimiento informático, recepción, seguridad y un largo etcétera de servicios que simplifican el día a día de los empresarios con un solo objetivo: que centren su esfuerzo en el trabajo y, en consecuencia, que su negocio crezca.
Flexibilidad: hay que ajustar las necesidades que tiene una empresa en cada momento. En todos los sentidos. Empezando por el tamaño de la oficina, siguiendo por adaptar el contrato a los servicios que requiera y continuando con la personalización del espacio: mobiliario, iluminación, colores… cuanto más adaptado esté el espacio y las condiciones a la demanda de los trabajadores más cómodos se sentirán para desarrollar sus funciones.
Entorno: el networking dentro de los workspaces es una ventaja que las oficinas convencionales no tienen. Aprovechar las sinergias que se generan trabajando cerca de profesionales con inquietudes, del mismo o de diferente sector, ofrecerá oportunidades laborales que de otra manera no podrían encontrar.
Tecnología: hoy en día trabajar es sinónimo de estar conectado. La tecnología ha dado libertad a los trabajadores, esto significa que ahí donde se encuentren podrán servirse de un sistema de comunicación digital eficaz, una red de cableado y wifi potente e instalaciones que favorezcan el rendimiento.
Estas cinco claves son imprescindibles en una oficina flexible. Encontrar un espacio que mejore la productividad y el rendimiento de los trabajadores se verá reflejado en el bienestar de los mismos y, a largo plazo, en los resultados de la empresa.